Aislamiento de la vivienda

Un piso bien acondicionado necesitará menos aporte de calor o de frío para conservar una temperatura agradable.

El aislamiento de una vivienda es uno de los elementos que menos suele tenerse en cuenta a la hora de adquirirla. Sin embargo, éste es uno de los factores que más influirán en la comodidad de la misma, así como en las futuras facturas de calefacción y refrigeración. Al fin y al cabo, un piso aislado necesitará mucho menos aporte de calor o de frío para conservar una temperatura agradable en su interior. Por lo general, los constructores colocan materiales aislantes en las cubiertas y tejados de los edificios, así como en los muros, suelos y en los conductos de la instalación de calefacción, en las tuberías del agua caliente, etcétera…

Si tenemos en cuenta que el 40% de las fugas de calor se produce por las ventanas y cristaleras, la colocación de un doble acristalamiento o burletes adhesivos en puertas y ventanas permitirá ahorrar entre un 20% y un 10%. Otra forma útil para gastar menos energía pasa por la utilización de lámparas adecuadas, al margen de los ahorros que pueden derivarse del máximo aprovechamiento de la luz natural. Así, por ejemplo, para espacios comunitarios y exteriores, en los que el periodo de encendido es largo, es preferible utilizar lámparas de bajo consumo, larga duración y alto rendimiento.

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En el caso del interior de la vivienda lo que debes valorar es la calidad de luz que se desea, el tiempo que tiene que estar en funcionamiento, la frecuencia del encendido y apagado, el lugar donde se instalará y el uso. En este sentido, resulta mejor emplear fluorescentes o lámparas de bajo consumo. Ambas no desprenden calor y el rendimiento luminoso es, como mínimo, cuatro veces mayor. En caso de no ser posible la opción más interesante son las lámparas halógenas.

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